Una definición muy sencilla de Biotecnología nos dice que es toda tecnología que utilizan los seres vivos para obtener bienes o servicios útiles para el hombre.
Actualmente, se pueden encontrar aplicados en múltiples campos: salud, agricultura y alimentación, industria o medioambiente.
En agricultura, la mejora genética de los productos agrícolas no es nada nuevo. De hecho, es posible que sea una de las actividades más antiguas del hombre. Durante miles de años, las comunidades humanas se volvieron sedentarias y comenzaron a cultivar plantas y labrar la tierra, y en todo ese tiempo los humanos modificaron las características genéticas de los cultivos y de los animales que criaban. Las plantas fueron modificadas para mejorar su rendimiento, aumentar el sabor y alargar la campaña de cultivo.
Cada uno de los 15 tipos de plantas comestibles que constituyen el 90% del alimento y la energía que se consume en el mundo han sido modificados extensamente, y han pasado por hibridaciones, cruces y modificaciones a lo largo de los milenios por parte de innumerables generaciones de agricultores decididos a obtener sus cosechas de la manera más efectiva y eficiente posible.
Pero es a partir de 1980, con el advenimiento de la llamada Biotecnología Moderna, cuando la mejora genética de productos agrícolas alcanza un nivel mucho más específico. El descubrimiento del ADN como portador de características hereditarias, y el desarrollo de las técnicas de Biología Molecular permitieron el aislamiento de genes de interés para la mejora vegetal y su incorporación a variedades cultivadas, mediante procesos independientes del cruzamiento sexual. Es así como a partir de 1995 se siembra comercialmente diversos cultivos modificados genéticamente (principalmente colza, algodón, maíz y soja), alcanzando en 2007 a nivel mundial las 114 millones de hectáreas de cultivo.
